sábado, 20 de diciembre de 2008

Política actual en Ecuador

La vida política del país desde tiempos inmemorables, ha sido bastante ajetreada e inconstante, por eso, lo eventos políticos más destacados son indicadores de la realidad nacional.Ahora dichos sucesos , son la base de un estado acostumbrado a la mediocridad, la falta de veracidad en las ofertas realizadas, el desinterés social, disconformidad, pasividad.Entre los mas destacados eventos actuales, tenemos una sintesis a continuación:

  • El tribunal respondía a la destitución por el Congreso de su presidente, Jorge Acosta, por haber convocado a la ciudadanía a que se pronuncie si está de acuerdo con que se elija una Constituyente sin aval parlamentario. Este es, precisamente, el principal punto de fricción: si la Constituyente tendrá o no facultades superiores a las del parlamento, cuestión que se venía negociando sin que el gobierno y los diputados consiguieran ponerse de acuerdo.
  • La convocatoria de una Constituyente supone la posibilidad de desplazar la corrupta dirigencia política que maneja el país desde hace décadas. Todos sabían que en algún momento el enfrentamiento se volvería inevitable, ya que el presidente Correa no cuenta con diputados propios al no haber presentado listas parlamentarias. Esa fue, por cierto, una de las claves de su triunfo, ya que el Congreso -escaparate de los políticos profesionales es rechazado por la inmensa mayoría de la población. Según encuestas, sólo 15 por ciento de los ecuatorianos apoyan la gestión del Congreso, al que culpan por la crisis institucional del país.

Por su parte, el Estado, en manos de una enorme burocracia indolente (en gran medida no profesional y nacida del clientelismo político) se ha vuelto ineficiente y estático. Las empresas públicas han sido manejadas demagógicamente por administradores sin capacitación, y se han convertido en centros de corrupción y en botín político por el gobernante de turno.

El Estado ecuatoriano, unitario y centralista, se encuentra en crisis. La tendencia mundial muestra que una de las vías válidas para la resolución de la crisis del Estado pasa por la descentralización y por el fortalecimiento de los gobiernos locales. La descentralización puede constituirse en el instrumento facilitador de una readecuación de las relaciones entre sociedad civil y Estado, de la profundización del proceso de democratización y de una reorganización territorial que privilegie el ámbito local como espacio para el desarrollo y la atención de las necesidades de la comunidad.

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